Pagá con
El sueño infantil sigue un desarrollo progresivo y natural que es distinto al de los adultos. Comprender esto es clave para reducir la ansiedad y el desgaste que genera la falta de descanso.
Los bebés nacen con patrones de sueño cortos y livianos porque su sistema nervioso aún está madurando. A diferencia de los adultos, que tienen sueño profundo por varias horas seguidas, los bebés duermen en ciclos más cortos y superficiales, lo que los hace despertarse con frecuencia.
Estos despertares tienen funciones biológicas importantes:
El sueño del bebé evoluciona con el tiempo. Hacia los 3-4 meses, los ciclos comienzan a parecerse un poco más a los de los adultos, con momentos de sueño más profundos. Sin embargo, en esta etapa también es común que se despierten más seguido por cambios en su desarrollo.
Entre los 6 y 12 meses, algunos bebés empiezan a dormir por periodos más largos, aunque los despertares nocturnos siguen siendo normales. Factores como la salida de los dientes, nuevos aprendizajes y la necesidad de contacto pueden hacer que sigan despertándose.
Es importante recordar que el sueño infantil no es un problema a solucionar, sino un proceso de maduración que cada bebé atraviesa a su ritmo. No hay "malos hábitos" cuando se trata de responder a las necesidades de tu bebé. Acompañarlo con amor y paciencia es la mejor manera de favorecer un sueño saludable y respetuoso.
Si tenés dudas sobre el sueño de tu bebé y necesitás acompañamiento, podés escribirme en redes sociales. Estoy para ayudarte en este camino.