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Cuando nos preparamos para la llegada de un bebé, es fácil caer en la trampa de querer comprar todo lo que el mercado ofrece para la lactancia. Pero, ¿realmente necesitamos todos esos productos? En este artículo, vamos a desglosar qué cosas pueden ser útiles y cuáles pueden terminar siendo una compra innecesaria.
El sacaleche no es imprescindible para todas las madres, pero en ciertos casos puede ser una herramienta muy útil. Lo mejor es elegir uno cómodo y eficiente, ya sea manual o eléctrico, según tu necesidad. Las copas -es decir, la parte que va en contacto con tu cuerpo- vienen de distintos tamaños y es importante saber cuál elegir para evitar lesiones en las mamas. Es por esto que te recomiendo realizar una consulta previamente, y así encontrar el ideal para vos.
Durante las primeras semanas es común que haya pérdidas de leche entre tomas. Los protectores reutilizables de tela pueden ser una gran opción para evitar manchas en la ropa y mantener la piel seca sin generar residuos como los descartables. Es importante que sean de algodón y que se mantenga la higiene adecuada, cambiándolos con frecuencia para evitar la acumulación de humedad.
No es necesario comprar ropa específica para lactancia, pero contar con algunas prendas con acceso fácil puede hacer la experiencia más cómoda. Corpiños de lactancia sin aro para no generar dolor o lesión en las mamas y remeras con aberturas a los costados o sueltas pueden ser grandes aliados.
En el mercado podemos hallarlos de distintos tamaños, alturas y colores. Hay mamás que se sienten realmente muy cómodas utilizándolos, pero hay otras que no acostumbran a usarlos o les resultan molestos. Este producto puede ser reemplazado por almohadas comunes y eligiendo una posición que te quede cómoda sin necesidad de usar un almohadón. Te recomiendo esperar a que nazca tu bebé para comprar uno.
Las pezoneras de silicona solo deberían usarse en casos muy específicos y con indicación de un profesional. Muchas veces dificultan el agarre del bebé y pueden generar más problemas de los que resuelven. Recordemos que existe la confusión tetina-pezón, que puede dificultar la lactancia. Además, si no elegimos el tamaño correcto, pueden generar lesiones en las mamas. Consultá con una especialista en lactancia antes de adquirirlas.
La mejor forma de cuidar los pezones es con un buen agarre del bebé. Si sentís dolor o molestias, lo ideal es revisar la posición y el acople. Las cremas tapan las glándulas de Montgomery, encargadas de producir una secreción similar al líquido amniótico. Esto dificulta el reconocimiento de la mama por parte del bebé, y hasta predispone a infecciones. Si tenés lesiones en las mamas, te recomiendo sacar un turno conmigo o con otra puericultora para evaluar el caso y solucionarlo.
Si bien pueden tener su lugar en algunas situaciones, la introducción temprana de biberones y chupetes puede interferir con la lactancia. Si querés evitar la confusión tetina-pezón en el bebé, es mejor esperar unas 6 semanas, hasta que la lactancia esté establecida. También podés optar por alternativas como la alimentación con vasito o jeringa.
No hace falta comprar miles de productos para amamantar. La clave está en informarse de fuentes adecuadas, confiar en el cuerpo y buscar apoyo profesional si surgen dificultades. La lactancia es un proceso natural que, con el conocimiento adecuado y ayuda cuando se requiere, puede llevarse adelante sin necesidad de grandes inversiones en accesorios.
Si tenés dudas o necesitás asesoramiento con la lactancia, podés contactarme. Estoy para acompañarte.