Pagá con
Después del parto todo cambia. El cuerpo, la casa, los horarios, los vínculos… y también la cabeza.
El puerperio no es solo el “posparto físico”, es una etapa intensa de adaptación emocional que muchas veces se vive en soledad o con culpa.
Aunque tu bebé esté sano y vos estés rodeada de amor, podés sentirte:
Cansada hasta el límite
Llena de dudas
Con llanto fácil, sin aparente motivo
Sobrepasada por todo
Con miedo de no estar haciéndolo bien
Todo eso es más común de lo que imaginás, pero no por eso hay que naturalizarlo o pasarlo sola.
“Disfrutá, pasa volando”, “ya va a dormir mejor”, “aprovechá que es chiquito”.
La sociedad muchas veces invalida lo que sentís con frases que, aunque bienintencionadas, minimizan el malestar real. Y en vez de alivio, generan más culpa.
Entre el 15 y el 20% de las madres experimentan trastornos del estado de ánimo en el puerperio. Lo más común es el Baby Blues, pero también puede haber ansiedad, pensamientos obsesivos, irritabilidad o sensación de desconexión con el bebé.
No es falta de amor. No es que no estás hecha para esto. Son los cambios que afectan tu salud mental, que merece ser cuidada como cualquier otro aspecto del posparto.
🌱 Hablarlo. Pedir ayuda. Rodearte de personas que te escuchen sin juzgar.
👩⚕️ Consultar si lo necesitás. Desde el consultorio, acompaño también lo emocional. Y si hace falta, puedo ayudarte a encontrar el apoyo profesional adecuado.
🤝 Buscar tribu. El puerperio duele menos cuando es compartido.
La maternidad no debería doler en silencio.
Tu bienestar también importa.